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América del Norte

La ofensiva arancelaria entra en una fase crítica

Las principales empresas estadounidenses y socios comerciales se apresuran a adaptarse a la nueva economía global, mientras el presidente Donald Trump evalúa aplicar aranceles históricos en menos de dos semanas, informó The Washington Post.

Conagra Brands, propietaria de Hunt’s, Duncan Hines y Birds Eye, planea aumentar los precios de sus productos enlatados tras “sufrir una tremenda inflación debido a los aranceles sobre el acero hojalata”, según declaró su CEO a los inversores este mes.

Los aranceles han llevado a Fastenal, proveedor industrial, a dividir sus importaciones en envíos separados a Canadá y Estados Unidos, lo que genera “una cadena de suministro más costosa” en comparación con su esquema norteamericano unificado habitual.

Nike, el mayor fabricante mundial de calzado e indumentaria deportiva, analiza sus operaciones para encontrar ahorros que le permitan compensar los US$ 1.000 millones que espera pagar este año en nuevos impuestos a la importación. La compañía prevé aplicar “un aumento quirúrgico de precios” en otoño.

Seis meses de una política comercial disruptiva han generado incertidumbre entre empresarios y autoridades. Con una batería de nuevos gravámenes a grandes economías y sectores seleccionados, Trump elevó el arancel promedio sobre bienes importados de poco más del 2% en enero a cerca del 15%, el nivel más alto desde principios de los años 40, según Capital Economics, en Londres.

Esa cifra podría seguir aumentando si no se alcanzan acuerdos arancelarios antes de la nueva fecha límite del 1º de agosto impuesta por Trump. Afectados por las exigencias impredecibles del mandatario, aliados cercanos de EEUU —incluidos varios europeos— buscan forjar vínculos comerciales alternativos que eviten al mercado estadounidense.

Aunque aún no están del todo definidos los alcances del nuevo régimen arancelario de EEUU, sí se delinean algunas certezas: los impuestos a las importaciones se mantendrán en niveles mucho más altos que en las últimas décadas, y el papel de EEUU en la economía global está atravesando un cambio profundo con implicancias para el resto del mundo. Fuente: The Washington Post